Se que a veces tus ojos
se posan en mí como pájaros,
pequeños y prietos
aletean
y de pronto, se quedan quietos
calmos.
Anoche estaba en la cocina
preparando la cena,
de espaldas a la puerta
y tú, al entrar, dijiste:
Estás cansada.
Anoche me di cuenta
que amar es también
saber leer la espalda.
No la frente, la mirada
ni el cuerpo desnudo:
una espalda
con el lazo del mandil
a medio hacer
- sobre la cintura.
- En la cocina,
bajo la demacrada luz
de un fluorescente.
6 comentarios:
A veces lo más sencillo es lo más verdadero. Y por eso quizá lo más bello. Bello poema de amor, verdaderamente.
Abrazos.
Nunca pensé que un flourescente podría formar parte de un poema :-)
Saludos
Una fortuna que alguien sepa leer sencillamente en nuestra espalda cansada.
Besos!
Amar no es eso, también. Amar es eso.
O contemplar la inmensa belleza de tu cuerpo cansado cuando te alzas en silencio, durante la noche, cada hora y sonríes. Porque quieres.
Pero, para leer una espalda, no todos los ojos son válidos...
Besos
Amar es saber leer cualquier rasgo, cualquier tono de voz, cualquier gesto, pero no sólo eso, también hay que saber interpretar lo que se lee.
Un abrazo y buen fin de semana.
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