jueves, 29 de julio de 2010





“Sea tolerante con los rezagados, / aquellos que no entiendan su alegría, / ni sus dudas, ni su nuevo deleite: / el placer de buscar en lo infinito / una sombra de un árbol en la brisa”.
(Joaquín Pérez Azaústre)


"La mañana después del Diluvio" (1843)
Turner




“Y ella es Marian, también poeta…” (...)

¿Qué cómo me sentí?... Rara. Me sentí extraña- querida Claudia. No digo que no me agradase la presentación. Molarse de vez en cuando está bien, es un buen ejercicio. Pero ya me conoces, no me siento cómoda en público. Hoy circulan los poetas, no sus libros. Me doy cuenta que a algunos les consuela que se hable de ellos como de una élite endogámica.Con la Poesía, ya se sabe...
¿Y para qué poetas en tiempos de penuria? ya lo dijo Hölderlin...
Aunque no cotice en bolsa, para algo servirá la Poesía, digo yo. Tenaz como la mala hierba, es como la entiendo, capaz de sobrevivir a la ingratitud del mundo… y al empeño de algunos de sus veladores. Comprende más la Poesía el que no la entiende que el que trata de explicarla, créeme.

Pero me dices que no sabes leer Poesía. “A los pocos versos me siento cohibida. ¿ Debo sentir algo especial?...¿Y si no lo siento?... Y termino más bien aburrida, sin ganas de seguir buscando ese algo más que por lo visto se esconde allí. Y siento pena porque no alcanzo a imaginar esos desconocidos paisajes”.
Te entiendo. Dicen que solo leen poesía los poetas y no siempre se entienden entre sí… No vayas a creer que yo sé leer poesía muy bien. Pero lo que sí he ido aprendiendo -con los libros, pero sobre todo con la vida- es que no se lee en vertical. Hay que leerla hacia dentro. ( La inspiración es como el gesto necesario que nos lleva a la revelación). Y que leí poesía durante muchos años sin darme cuenta, antes de confundirla exclusivamente con palabras. El verbo leer es equívoco.

Claro que hay gente a la que no le gusta la Poesía ( o cree que no le gusta) pese a ser un gran lector de narrativa. No pasa nada. Todos aquellos que tienen un interés en ahondar en la literatura prueban con la poesía alguna vez y si superan ciertos hábitos lectores y algún que otro prejuicio… intuyen la peculiar dialéctica de cercanía y distancia, identidad y otredad, que caracteriza la articulación del poema.

De entrada, Claudia, te diría que no hagas nada excepcional. Pensar que el misterio está encerrado ahí, enjaulado entre barrotes de tinta impone y asusta un poco, lo se. El poeta nunca entrega una física verdad. No es ese el empeño. “En el principio fue el Verbo"-dicen- ¡Pero ha diluviado tantísimo desde entonces…!

Con paciencia descubrirás que las palabras son la llave que abre el alma a la esperanza, a esa luz que te alumbra y que de vez en cuando crees percibir en ese espacio de silencio que dejan las palabras entre si. Ese lenguaje impregnado de gozo, de dolor y belleza se abre poco a poco. Ese espacio de silencio “es la vista y el oído de uno mismo desde el interior, con ojos emocionales, y en la voz emocional del otro: yo me oigo en el otro, con otros y para otros." (Batjín)

Déjate llevar. Cambia las gafas de siempre por lentillas de colores si es preciso. Pero fija tu mirada en el asombro que es la vida...

Los versos que nos salvan
ocultándose en lo abierto,
como la vida que acampa
entre la muerte…

En cualquier detalle de ese asombro, por insignificante que parezca.
Contempla cuanto te rodea. Escucha a quienes te rodean.
Puede que te fijes en la ceniza del olvido, o en la brasa que consume en humo las horas de los días; en el resplandor anaranjado de la tarde que te deslumbra cuando vas en el coche… pero escucha el sonido que lo nombra "ocaso", escucha como se pierde en los rincones del alma.

Claudia, cuando se es tan joven como tú, es fácil desanimarse si no entiendes algo a la primera. No lo pretendas, pero no desistas. En poesía -como en el amor- lo mejor(a pesar de lo que digan)se alcanza con el paso de los años. Nunca un poema será siempre el mismo poema, como tampoco se vuelve a repetir una misma caricia, o se respira la misma brisa. No te des por vencida. Descubrirás que un poema tiene su provisión y su paciencia. Como un beso deseado. Es el preámbulo…



sábado, 17 de julio de 2010

Nadie sabe el nombre
de esas mariposas blancas.
En sueños, apenas rozándolas,
vagan extranjeras en Babel.

No esperan que las nombre.
Saben que me cuesta hablar
de los seres, cuando despierto.





Me dices que ando echada hacia adentro,
ensimismada… (Es largo de contar).

Como una nubecilla evanescente
me sigue a todas partes
un enjambre de polillas,
el batir proceloso
de unas alas invisibles.

Es posible que en el balcón de la noche
esperen a que me quede dormida
y pululen- noctámbulas-
hojeando un diccionario.

No se qué luz las imanta, ni qué las apacigua
¡Es tal su insistencia!

Me dices que sin darme cuenta pongo cara de pensar,
que me cambia el acento. "¿Has visto?" …

Será que me paso la noche recortando palabras para ellas.
No es fácil, hay palabras que no se dejan troquelar:

Amainar- Bolero - Conticinio - Derrubio

A veces las sorprendo y me persiguen

Jaraneras-Lúbricas-Maduras-Ingeniosas-Reticentes...

Sin fruncir el ceño se dejan asir aquellas

Mansas-Menudas-Núbiles …

La mayoría tienen muchas piernas
letraheridas por la herrumbre,
cesantes.
Esas- las más queridas-me susurran
bajo las sábanas.

Me da por pensar que las sueño;
mas no se qué las imanta ni qué las apacigua.

Despierto queriéndolas acariciar
y bajo las yemas de los dedos
siento que palpita su pulpa sensible
su identidad silente.



Vértigo me da, amanecer con una palabra sola
vivir sola en la palabra inválida
que huele a cerrado

Umbría- Rondadora-
Bilabial- Íntima- Marmórea…


viernes, 2 de julio de 2010

Caleidoscopio





Entonces advirtió que su ojo
fatigado, se dejaba caer
sumido en el vértigo febril
que dan las mareas celestes.
No es culpa de las horas
no tener peso.


Descendió hasta lo más recóndito,
hizo pie en el fondo de la lente
y emergió
titubeante
balanceándose
como boya a la deriva
en un cóctel de espejos.

A sangre,

B costumbre,

C decisión


y así más allá de Z,



zumbido




Giró el caleidoscopio
ensayando el vaivén del mundo
su perfil de fractal,
constelación de cristales
quebrados en las frías regiones
inaccesibles al blanco.

¿Será verdad que insomne,
bajo el agua gastada de sus párpados
espia el interior de una cánula
de plástico liviano
la musical congoja,
el emjambre que brilla y ya no canta
el contagioso infinito
de las órbitas errantes?