martes, 28 de octubre de 2008

La calma o algo que se le parece...











Es el calor prestado de la música,
la primera luz prevenida de abundancia
suficiente para espantar todos los fantasmas
de la orilla de mi cama.

Es el invitado solitario
al que dar conversación, llevar al cine,
prestarle mis libros
aún sin saber siquiera, si me los va a devolver.

Es hundir las manos en las hojas cálidas
y descansar los ojos en la brisa verde y lenta
de oro que es la tarde.


Es tenderme telaraña suspendida
entre un acebo y una mata de arándanos,
dejar que el sol y la lluvia se repartan mi piel
donde el brezo termina, cercado por helechos.

Es encontrar esas décimas de fiebre
a la penumbra perfumada de las violetas.






Es evitar que se haga daño la polilla desquiciada,
abrir el horizonte vidrioso contra el que se golpea
y dejar al alba su acabamiento en mariposa.

Es esa forma leve de nube no venal
que ni huye ni se desata.

Es el ¡basta ya! y el ¡venga!
que despoja al tiempo de sus ácidos venenos.

5 comentarios:

almena dijo...

mmm me encanta, ¡qué gozada! "... tenderme telaraña suspendida
entre un acebo y una mata de arándanos..."

:)

besito!

Leodegundia dijo...

Si, todo eso es la calma, esa calma tan necesaria en nuestras vidas y que no siempre podemos alcanzar pero que gracias a ti, en este momento, pudimos disfrutar de ella.
Buen fin de semana.

Unknown dijo...

Calma. Me gusta la palabra. Pero calma no es exactamente un estado de tranquilidad o de bienestar sin más; es lo que acontece después de algo violento, después de una tempestad, después de un dolor agudo. Se calma lo que estaba en tensión, es un alivio.
Lo malo de la calma es que a veces no es sino el valle que se transita entre dos montañas escarpadas.
Quizá por eso a veces la calma puede ser desoladora. Nada sucede, el movimiento se ralentiza, pero atisbamos en la lejanía una nueva marejada, nuevas turbulencias. Quizá por eso diría que prefiero la brisa que limpia el horizonte que esa calma pesada que se puede convertir en calima y que me deja un sabor de augurio incierto.

Anónimo dijo...

Es gloria bendita adentrarse en tus versos y sentir con cada palabra; en definitiva:gozar de la poesía. Que es lo que sucede al venir a visitarte.

Besos

Turulato dijo...

Calma...
Es abrir los ojos despacio
contemplar motitas de polvo
mecidas en luz dorada
oír el silencio
y oler manteca en la cocina