“Sea tolerante con los rezagados, / aquellos que no entiendan su alegría, / ni sus dudas, ni su nuevo deleite: / el placer de buscar en lo infinito / una sombra de un árbol en la brisa”.
(Joaquín Pérez Azaústre)
"La mañana después del Diluvio" (1843)
Turner
“Y ella es Marian, también poeta…” (...)
¿Qué cómo me sentí?... Rara. Me sentí extraña- querida Claudia. No digo que no me agradase la presentación. Molarse de vez en cuando está bien, es un buen ejercicio. Pero ya me conoces, no me siento cómoda en público. Hoy circulan los poetas, no sus libros. Me doy cuenta que a algunos les consuela que se hable de ellos como de una élite endogámica.Con la Poesía, ya se sabe...
¿Y para qué poetas en tiempos de penuria? ya lo dijo Hölderlin...
Aunque no cotice en bolsa, para algo servirá la Poesía, digo yo. Tenaz como la mala hierba, es como la entiendo, capaz de sobrevivir a la ingratitud del mundo… y al empeño de algunos de sus veladores. Comprende más la Poesía el que no la entiende que el que trata de explicarla, créeme.
Pero me dices que no sabes leer Poesía. “A los pocos versos me siento cohibida. ¿ Debo sentir algo especial?...¿Y si no lo siento?... Y termino más bien aburrida, sin ganas de seguir buscando ese algo más que por lo visto se esconde allí. Y siento pena porque no alcanzo a imaginar esos desconocidos paisajes”.
Te entiendo. Dicen que solo leen poesía los poetas y no siempre se entienden entre sí… No vayas a creer que yo sé leer poesía muy bien. Pero lo que sí he ido aprendiendo -con los libros, pero sobre todo con la vida- es que no se lee en vertical. Hay que leerla hacia dentro. ( La inspiración es como el gesto necesario que nos lleva a la revelación). Y que leí poesía durante muchos años sin darme cuenta, antes de confundirla exclusivamente con palabras. El verbo leer es equívoco.
Claro que hay gente a la que no le gusta la Poesía ( o cree que no le gusta) pese a ser un gran lector de narrativa. No pasa nada. Todos aquellos que tienen un interés en ahondar en la literatura prueban con la poesía alguna vez y si superan ciertos hábitos lectores y algún que otro prejuicio… intuyen la peculiar dialéctica de cercanía y distancia, identidad y otredad, que caracteriza la articulación del poema.
De entrada, Claudia, te diría que no hagas nada excepcional. Pensar que el misterio está encerrado ahí, enjaulado entre barrotes de tinta impone y asusta un poco, lo se. El poeta nunca entrega una física verdad. No es ese el empeño. “En el principio fue el Verbo"-dicen- ¡Pero ha diluviado tantísimo desde entonces…!
Con paciencia descubrirás que las palabras son la llave que abre el alma a la esperanza, a esa luz que te alumbra y que de vez en cuando crees percibir en ese espacio de silencio que dejan las palabras entre si. Ese lenguaje impregnado de gozo, de dolor y belleza se abre poco a poco. Ese espacio de silencio “es la vista y el oído de uno mismo desde el interior, con ojos emocionales, y en la voz emocional del otro: yo me oigo en el otro, con otros y para otros." (Batjín)
Déjate llevar. Cambia las gafas de siempre por lentillas de colores si es preciso. Pero fija tu mirada en el asombro que es la vida...
Los versos que nos salvan
ocultándose en lo abierto,
como la vida que acampa
entre la muerte…
En cualquier detalle de ese asombro, por insignificante que parezca.
Contempla cuanto te rodea. Escucha a quienes te rodean.
Puede que te fijes en la ceniza del olvido, o en la brasa que consume en humo las horas de los días; en el resplandor anaranjado de la tarde que te deslumbra cuando vas en el coche… pero escucha el sonido que lo nombra "ocaso", escucha como se pierde en los rincones del alma.
Claudia, cuando se es tan joven como tú, es fácil desanimarse si no entiendes algo a la primera. No lo pretendas, pero no desistas. En poesía -como en el amor- lo mejor(a pesar de lo que digan)se alcanza con el paso de los años. Nunca un poema será siempre el mismo poema, como tampoco se vuelve a repetir una misma caricia, o se respira la misma brisa. No te des por vencida. Descubrirás que un poema tiene su provisión y su paciencia. Como un beso deseado. Es el preámbulo…