viernes, 15 de julio de 2011



El sol anuncia
la mañana en rojo
,

huele el cielo
a luz azafranada
que vibra y avanza
con pasos de gigante.

En la plazuela de la fuente
expuestas al fulgor de las púas
van a peinarse las horas
su larga cabellera.

Canturrea el caño los acentos,
las notas cristalinas
del arcoíris.

Y acaba evaporándose la tarde
en esa frontera de la siesta
como huella fugaz en la ceniza.

Se despide el sol
dejando en el crepúsculo
una estela violeta.