domingo, 5 de junio de 2011



Ya no pregunta ¿quién es? cuando unos nudillos llaman a la puerta.





Helen Schjerbeck (1826-1946)




No está para nadie.Ni para su propia vida.
Una astilla de luz desordenada atraviesa la pupila.
Las nubes del olvido ganan peso,
engullen vorazmente su mirada hasta perfilar el hueco.

Ha dejado de entender el mundo
y apenas le quedan fuerzas para rondar los desvanes.



4 comentarios:

Algaire dijo...

Un texto corto pero de una gran crudeza. En él se adivina el terror de adentrarse en esa zona invadida por el olvido y de la que no hay retorno.
Tardaste en escribir, pero las musas siguen contigo.

Un abrazo

Turulato dijo...

Y muchos de nosotros, querida amiga mía, visitaremos ese lugar entre la niebla. Que el fin del viaje nos coja con la maleta de la vida repleta, pues es ley que lleguemos al final y que este sea duro. Lo inaceptable es no haber vivido y/o que no nos quieran

Trini dijo...

Muy duro el poema y tan vigente, tan asiduo ya, tan terriblemente extendido.


Besos

RosaMaría dijo...

Qué dolorosa y veraz poesía. Una descripción desgarradora del que no está en el presente. Besos.