Ya no pregunta ¿quién es? cuando unos nudillos llaman a la puerta.
Helen Schjerbeck (1826-1946)
No está para nadie.Ni para su propia vida.
Una astilla de luz desordenada atraviesa la pupila.
Las nubes del olvido ganan peso,
engullen vorazmente su mirada hasta perfilar el hueco.
Ha dejado de entender el mundo
y apenas le quedan fuerzas para rondar los desvanes.
4 comentarios:
Un texto corto pero de una gran crudeza. En él se adivina el terror de adentrarse en esa zona invadida por el olvido y de la que no hay retorno.
Tardaste en escribir, pero las musas siguen contigo.
Un abrazo
Y muchos de nosotros, querida amiga mía, visitaremos ese lugar entre la niebla. Que el fin del viaje nos coja con la maleta de la vida repleta, pues es ley que lleguemos al final y que este sea duro. Lo inaceptable es no haber vivido y/o que no nos quieran
Muy duro el poema y tan vigente, tan asiduo ya, tan terriblemente extendido.
Besos
Qué dolorosa y veraz poesía. Una descripción desgarradora del que no está en el presente. Besos.
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