domingo, 15 de agosto de 2010

“Sin embargo algunos se salvaron y trajeron la noticia
de que el mundo, el gran mundo está creciendo todos los días
entre el fuego y el amor.”
(Carlos Drummond de Andrade)



"Horizonte rojo"
Peter Wileman




Se incendia el horizonte
en las afueras,
como serpiente camuflada
al borde de una tapia
crepita la tarde, roja,
mordida de muerte.

Como lengua de fuego
lame el óxido las campanas,
ventean ya los perros
el aliento descarnado
de las cenizas.



3 comentarios:

Trini dijo...

Lees este poema y sientes una honda inquietud. El fuego que arde la tarde, se nos allega y quema.

Besos

Abedugu dijo...

Un poema muy apropiado para esta época en la que desgraciadamente el horizonte se incendia y las lenguas de fuego arrasan los bosques y todo lo que en ellos habita y no hay lágrimas suficientes para poder apagar esos fuegos.
Un abrazo

Turulato dijo...

El fuego reaviva nuestros miedos ancestrales. Aquellos que nos reunían a su alrededor y hacía que ululasen nuestras almas ante lo desconocido