domingo, 15 de febrero de 2009

Puntadas sueltas...

... Al hilo de "CARTAS IMAGINARIAS"




Cuando yo estudiaba, conocí al Juan Ramón sensitivo de Platero y yo. El fragmento en el que describe a Platero me deslumbró; y sigue haciéndolo cada vez que lo releo. Cerrando los ojos, escuchando esa gradación se llega a reconocer, a ciegas, la imagen y el carácter del animal a través del tacto, de la cualidad táctil que esos adjetivos evocan.

Se me quedaron grabados algunos datos anecdóticos de su biografía: el libro de texto se refería a él como "el poeta en su torre de marfil" (una frase lapidaria que lo encasilla injustamente, entiendo yo), su particular empleo de la "j"… la muerte de su esposa Zenobia (entonces me pareció un nombre exótico, como muy indú para ser catalana) tres días después de concedérsele el Premio Nobel y una fotografía que se repite en todos los libros de texto. La misma foto que se menciona en el primer párrafo de la carta.


Reconozco que me tomé muchas licencias y no me refiero sólo a ese guiño de complicidad incluyendo una referencia a mi misma como destinataria de la carta. Me apetecía insinuar que eran ellos pero también cualquier pareja con 40 años de convivencia enamorada y unida…con todos los avatares, roces, encuentros y desencuentros de cualquier pareja humana, unas veces las jornadas plenas de consuelos y otras desconsoladas.

Pude haber elegido cualquier fotografía de las muchas en las que posan juntos, pero ese cuadro de Inmaculada Cuesta, en el que los personajes parecen cortados en vertical (la mitad derecha de Zenobia y la mitad izquierda de J. Ramón) me pareció pleno de complicidades y si tuviera que resumirlo en una sola frase, lo haría en palabras de Shelley "Amada, tú eres mi mejor yo" ( y viceversa).

Es curioso, en todas las fotos que pude ver en la página de la fundación J. Ramón Jiménez, incluso en las de los últimos tiempos en las que el aspecto de Zenobia revela los padecimientos de la enfermedad, cautiva por su sonrisa jovial y animosa. Juan Ramón era un ser especialmente complicado en la convivencia : hipersensible, depresivo y lleno de manías. Zenobia: diligente, práctica, animosa, amante, amada, protectora, secretaria, enfermera, colaboradora…La noche y el día, en una palabra.

"Te quiero entrañablemente, mi niño - le había escrito Zenobia en su noviazgo -, y pienso cuánto más aún te querré luego. Juanito mío, sé valiente y vamos a hacer los dos lo mejor para el porvenir".

"Ayer por la noche -
escribe Zenobia en su Diario del 16 de noviembre de 1937 -, J.R. y yo tuvimos una pelea. Comenzó con una de esas ideas absurdas, que fue la gota que derramó el vaso, así que me dio una de mis "grandes cóleras", llena de justa indignación, y le dije que me iba a Nueva York a visitar a mi familia indefinidamente. He descubierto que estos arrebatos acumulados lentamente son completamente inútiles en lo que a mis decisiones se refiere, porque le tengo demasiado cariño para llevar a cabo un solo plan, no importa lo decidida que esté"

21 de diciembre de 1938…"Las cosas entre J.R. y yo llegaron a su punto culminante. Yo me doy cuenta de que tengo un gran defecto al no poder tolerar acusaciones, pero mi indignación fácilmente provocada y probablemente injusta la mayor parte de las veces, me saca toda la que tengo normalmente reprimida por estar mortificada todo el tiempo.(…) Armé un infierno. Le dije que todos los hombres que él desprecia y critica, por lo menos se mantienen, y a su mujer y a sus hijos, y él, que no tiene que preocuparse por casa y comida, no puede resolver ni los problemas más pequeños y está desperdiciando su vida tirado en la cama o perdiendo el tiempo en los vestíbulos de los hoteles con un montón de gente poco interesante".

Cuatro días después Zenobia reconduce la situación: "Yo estaba muy preocupada por J.R., por sus largos silencios, su cara de pena y sus respuestas medio distraídas, pero esta tarde parecía más animado, más como él, y al regreso me habló mucho sobre Unamuno, sus fuerzas rudas, su absoluta falta de sentimiento por la belleza, su completa indiferencia a la música. También habló de lo difícil que se les hacía a los hombres de su generación aprender bien las lenguas; de la facilidad con que algunos valores menores aprovechaban las ventajas de la vida y de la total falta de adaptación de otros como Rilke, que casi se murió de hambre. Creo que después que exploté anteayer, él ha estado pensando en sí mismo. De todos modos, los dos hablamos mucho tiempo, disfrutando el uno del otro y escuchándonos el uno al otro. Me gustó tanto que se lo dije".

Estos fragmentos de su diario los he leído después de publicar la carta imaginaria. Nunca había leído nada suyo; y quizá por ello, el tono de mi Zenobia no le hace justicia a esa mujer con carácter, inteligente, activa, " agradable, fina y alegre…" creo que en algún párrafo de la carta se puede interpretar como una mujer sumisa y resignada; algo que realmente no la caracterizó.


Sin embargo, pese a ese desencuentro con su personalidad real, mi Zenobia escribe dos años antes de su muerte, los dos están gravemente enfermos, muy lejos el Juanito de las enternecedoras cartas del noviazgo, no se pregunta sobre la felicidad quizá porque sigue amando con la misma entrega, quizá porque esa piedad inmensa (mi niño, mi hijo) hasta en la despedida es su manera de protegerlo.



2 comentarios:

Turulato dijo...

Gracias por compartirlo. Lo merece. Hubiese sido una pena que quedase en el olvido.

Unknown dijo...

Me gustó mucho la carta imaginaria. Es un ejercicio magnífico que despierta nuestra imaginación. Pero ahora, con estas notas, me parece todavía mucho más interesante.

Las relaciones de los artístas con sus parejas siempre han despertado el interés de sus admiradores ¿Cómo era esa persona con quien compartió tantas cosas?

Algunas veces el temperamento artístico es muy difícil y tendemos a pensar que han esclavizado y utilizado a sus compañeros. Pero otras veces (y puede que sea el caso de Juan Ramón y de Zenobia) parece como que la otra persona es la que verdaderamente dota de fuerza y de pulso al artista, la que le dirige o le inspira, e incluso la que colabora tan estrechamente con él que pudiera muy bien haber sido la autora de alguna parte de su obra. Pero eso nunca lo sabremos en la mayor parte de los casos. ¿será por admiración o por amor?

Abrazos