jueves, 12 de febrero de 2009























Apresura el paso
llega tarde a una cita
y el paraguas, tornadizo,
retrasa su vuelo.

Se apelmaza el humo en los tejados
desciende a tienta paredes
una niebla de cartón.

En un charco roto refleja su tristeza
escarchada de estaño sobre el asfalto
y trémula sombra ajena
vigila celosa los pasos solitarios,
el pulsar de zapatos húmedos en una acera vacía.

Parecen esperar un árbol y una farola
la luz que prenda sus alambres.

Como en un decorado de Arthur Miller
-en escena- el viajante que regresa
después de estar mucho tiempo muerto.

5 comentarios:

Luis Caboblanco dijo...

Precioso dibujo...

almena dijo...

Todo parece confabularse en contra cuando algo nos apresura...
:)

beso!

Leodegundia dijo...

Con tus palabras sabes dar vida a un sencillo dibujo llenando cada motivo de sentimiento.
Como siempre un lujo. Felicidades.
Buen fin de semana.

Turulato dijo...

(El dibujo es muy bueno; la perspectiva, la finura y dinamismo del paseante...)
Hay momentos, ¿sabes?, en que me apetece la soledad. Me gustaría contaros todo lo que pasa por mi cabeza, desahogarme; se que no es posible.
Así que camino hacia mi refugio. ¡Qué importa cual sea y donde está!. Mi refugio es un espacio solitario, que guarda lágrimas y vendavales, algo gris por la niebla de los ojos, frágil la escarcha de mi esperanza.
Pero, ¿sabes?, siempre termino saliendo de él. No, no estoy muerto. Basta la luz del sol, es suficiente que pronuncies mi nombre, que te sienta...

Unknown dijo...

Cuando la mirada solo puede ver reflejado el mundo en los charcos y los cordones de los zapatos ajenos parecen entrelazarse para ahogarnos es que estamos sacudidos por una niebla agonizante que cierra todo el horizonte. No podemos percatarnos de que más arriba el sol brilla en toda su grandeza.

Pero un poco después, menos que lo que en ese entonces creíamos, el arcoíris asoma. Y todo vielve a su ser. Verás.